de los arroyos cristalinos
en la frondosa vega
y de las orillas limpias del río.
Margaritas silvestres recién abiertas
del monte lejano y frío
y amapolas relucientes en las suaves veredas
de los caminos retorcidos.
de las tupidas laderas, de los cotarros floridos.
En los colmenares abandonados
entre los valles solitarios, medio perdidos.
con el rocío del alba relucen en todo su esplendor
para alegrar tu vista
cuando pasas a su lado.
Esta mañana te han echado de menos.
“Se habrá quedado dormida” dijeron.
Corazón y alma de Espinosa.
¡Cómo lloran las campanas!
¡Cómo falta tu cariño!
Sonrisa abierta, no vueles alto.
Entre nosotros, ¡quédate!
Vitaliano De La Cruz (30/11/2019)
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