"Espinosa de Cerrato (Palencia)"

11 abril 2008

BREVE HISTORIA DE ESPINOSA


Debe su nombre o topónimo Espinosa al sustantivo latino ”Spinus” al que se añadió el sufijo “-osa” que da abundancia, dando todo ello significado de lugar abundante en espinos. Lo “de Cerrato” es un anexo localizado que proviene del latino “cirras”, más “ato”, o predominio de, dando lugar al significado de predominio de cerras, erestas, etc. En el término de Espinosa se descubrió no hace mucho tiempo un pequeño tesoro de monedas que se datan de la época romana, de Alto Imperio.

Ya era citado Espinosa del Cerrato en la documentación de Alfonso VIII en 1167. La villa de Espinosa, tal apodada de Riofrancos, fue fortificada a finales del siglo IX, donde existiera una donación de esta villa al monasterio premostratense se San Miguel de Treviño, vendiendo este pueblo en 1323 a Palenzuela.

A mediados del siglo XIV Espinosa pertenecía a la reina. Ya en 1752 era un lugar de señorío de la jurisdicción de Palenzuela, manteniéndose pleito por su pertenencia entre la Duquesa de Alba y el Conde de Benavente. Pero ya en 1785, Espinosa era una aldea de abadengo continuando en esa pertenencia en el siglo XIX, época en la que disponía de la iglesia parroquial de San Martín y de las ermitas de San Roque y Santa Lucía, y continuaba perteneciendo en lo eclesiástico a la diócesis burgalesa.

Desde 1955 Espinosa pasó a formar parte de la diócesis de Palencia. Esta villa, que fue en la Edad Media un poblado dedicado a la crianza de ganado mayor, fue donada por el Rey Alfonso VIII a Pedro Martínez de Ihobas, en reconocimiento a sus servicios castrenses, quien a su vez la cedió en 1170 al monasterio de San Miguel de Treviño. En el año 1352, la villa de Espinosa, pertenecía a la Merindad del Cerrato, y a la jurisdicción de Palenzuela. En la actualidad aún hay una calle dedicada al mencionado Pedro Martínez.

LOS IMPUESTOS SATISFECHOS EN LA COMARCA SEGÚN EL "LIBRO BECERRO DE BEHETRÍAS".

Como quiera que muchos de los impuestos citados en este trabajo tienen su origen en las administraciones de la España musulmana o de la Castilla primitiva, coetáneas ambas, se esboza una breve síntesis sobre el estado de la cuestión en estos pueblos en 1350.

Dado que en los tiempos siguientes a la reconquista, los reyes fueron cediendo el cobro de impuestos a los señores que les ayudaban a expandir o conservar su reino y a los religiosos mas proclives a perdonar sus muchos pecados, dado también que esas cesiones sólo duraban lo que el rey quisiera y era causa segura de finiquito de la cesión (e incluso de la hacienda y la vida), la mera sospecha de deslealtad al rey, pues llegó un momento en el que, de tanto ceder a unos y a otros, no se sabía a ciencia cierta a quién se había cedido.

Esto originaba múltiples pleitos entre los que pretendían ser los titulares de estas cesiones y, entre otras cosas por esto, en 1350, Pedro I El Cruel mandó a sus pesquisidores a realizar pesquisas por todos los pueblos de su reinado con la intención de aclarar esta cuestión.
Tales pesquisas se reflejaron en el "Libro Becerro de Behetrías" que, por lo que respecta a nuestra comarca, y según Gonzalo Martínez Diez en su "LIBRO BECERRO DE LAS BEHETRÍAS [estudio y texto crítico]", quedó así:
Nuestro pueblo, Espinosa de Cerrato, pertenecía a la Merindad del Cerrato y Palenzuela era cabeza de dicha Merindad.
Entresacado del libro anteriormente citado, figura lo siguiente (escrito en español antiguo):

"Palençuela

Es cabeça de la meryndat de Çerrato.
En el obispado de Burgos.

Este logar es de la rreyna donna María, madre del rrey
don Pedro, con todos su derechos.

LOS DERECHOS REALES

Tiene la cabeça de la martiniga Palençuela e sus aldeas
a christianos e incluidos e moros.................II mil ccccm.

Pagan seruiçios e moneda.
Dizen que an preuiulligios de non pagar fonsadera
Pagan yantar al rrey quando por y viene.
Pagan cada anno de infurçion cada fumo IIII çelemines
de çevada e II çelemines de trigo, media cantara de vino el
que a vinnas, e el que non a vinnas non paga vino ninguno
e pagan mas cada fumo vn sueldo.
E que fazen cada anno los que an bueyes IIII sernas las
III para arar e I para segar.
Los que mantienen cauallos e les nace potro de su yegua
que non faze furçion nin serna ninguna.

LAS ALDEAS QUE HA PALENÇUELA QUE PAGAN CON ELLA EN TODOS SUS PRECHOS

Henar, Villahan, Valles, Tauanera y Espinosa"


En tiempos de nuestro monarca Fernando VI, que reinó entre 1746 (fecha de la muerte de su padre Felipe V), y 1759, se realizó en estas tierras y en todas las que formaban la Corona de Castilla una gran averiguación de todas las personas que las habitaban, de las tierras y casas que poseían, de sus rentas y oficios, de sus ganados, e incluso de los préstamos sujetos a hipoteca que habían contraído, que entonces llamaban censos. Esta averiguación –que fue ordenada por el rey a propuesta de su ministro Ensenada– recibe hoy el nombre de CATASTRO DE ENSENADA, pues la palabra catastro significa precisamente averiguación o pesquisa.
La palabra catastro tenía otro significado, referido a la forma de averiguar lo antes dicho. Se decía que se hacía un catastro si la averiguación se realizaba desplazándose a las ciudades, villas y aldeas un grupo de funcionarios que eran los que dirigían la averiguación. Por el contrario, si el rey encomendaba a las autoridades del pueblo que fuesen ellas las que lo averiguasen, se hablaba de amillaramiento.
Cuando Ensenada se hace cargo de la Real Hacienda, la encuentra en estado calamitoso. Los gastos son más cuantiosos que los ingresos. Las guerras consumen gran parte de los caudales. Se estudian entonces muchas medidas, pues las fuentes de ingresos –las llamadas rentas reales– eran muy variadas.

El primer objetivo del gobierno es conseguir la paz, lo que se logra en 1748 con la Paz de Aquisgrán. El segundo gran objetivo es administrar directamente las recaudaciones, pues hasta entonces el cobro de las rentas se arrendaba a los llamados asentistas.

Este sistema tenía dos inconvenientes: a la Real Hacienda llegaba mucho menos dinero que el que pagaban los vasallos; y éstos se veían sometidos a todo tipo de atropelllos por parte de los asentistas y su legión de recaudadores y executores. Otro problema era el de las llamadas rentas enajenadas, es decir, impuestos que habían sido vendidos o cedidos por la Corona a particulares, a los que desde ese momento pertenecía el derecho a la recaudación.
Por último, muchas de las rentas no vendidas plenamente se habían gravado parcialmente con los llamados juros, cada uno de los cuales estaba situado sobre una renta concreta en un lugar concreto. Por ejemplo, un convento podía ser titular de un juro sobre la alcabala de Cazorla, cobrando anualmente los réditos acordados.
Tres eran los tipos de rentas que percibía la Real Hacienda: las llamadas generales o de aduanas, las rentas estancadas (principalmente sal y tabaco) y las RENTAS PROVINCIALES, que eran un conglomerado muy complejo formado principalmente por las alcabalas, los millones, los cientos, el derecho de fiel medidor, las tercias reales, etc. A lo largo de esta exposición se irán explicando estos gravámenes. Ahora interesa señalar que fueron estas rentas provinciales las que hicieron pensar en CATASTRAR LAS CASTILLAS, toda España menos las islas, Corona de Aragón, reino de Valencia, Navarra y Señoríos Vascos.
Las rentas provinciales eran denostadas hasta por el rey, pues eran no sólo muy gravosas sino injustas, faltas de equidad, pues recaían sobre todo sobre el pueblo llano, los que se llamaban del estado general, pues los nobles y eclesiásticos se libraban de muchas de ellas por disponer de cosechas propias y no tener que acudir a los puestos públicos, que era donde se cobraban casi todos estos gravámenes, especialmente los millones y los cientos.
El proyecto de Ensenada es acabar con ellas y sustituirlas por una ÚNICA CONTRIBUCIÓN proporcional a la riqueza de cada uno, conocida mediante el Catastro.
Primeramente se publicó un DECRETO, por el que se ordenaba la realización del Catastro.

Así mismo se remitió un INTERROGATORIO, que debía ser cumplimentado en cada pueblo.


Las cuarenta preguntas del interrogatorio fueron uniformes en todas las poblaciones aplicadas y gracias a ellas se tiene una especie de radiografía de la Corona de Castilla en la segunda mitad del siglo XVIII, lo cual a su vea ha permitido que numerosos estudiosos de la historia local las hayan explotado de manera individualizada. Cada pueblo dio las respuestas correspondientes a ese interrogatorio.

He intentado descifrar las respuestas correspondientes a Espinosa de Cerrato. Están en Filminas en el Archivo de Historia de Palencia. Hemos conseguido imprimir dichas filminas pero la calidad de las mismas es tan baja que ha sido imposible su transcripcion a estas páginas.


En el 1826, Espinosa de Cerrato era aldea abadenga del Partido de Cerrato en la Provincia de Palencia, con Alcalde Pedáneo.

Su población era de 93 vecinos (303 habitantes) y existía una parroquia.


En 1847, Espinosa de Cerrato era lugar con Ayuntamiento del Partido judicial de Baltanás en la Provincia de Palencia y perteneciente a la diócesis de Burgos.


Situado en un cotarro y sobre una piedra viva inmediata a un pequeño arroyo; está en cierto modo defendido del viento S, por una cuesta que le domina; las enfermedades que con más frecuencia se experimentan son alguna tercianas. Tiene 120 casas malamente fabricadas y distribuidas y además antiquísimas y medio arruinadas; una escuela de primeras letras, concurrida por 20 niños y dotada con 30 fanegas de centeno que pagan los padres de aquellos; una iglesia parroquial (San Martín) de patronato del pueblo, servida por dos beneficiados que ejercen la cura de almas; el cementerio se halla unido a la misma iglesia sin que pueda perjudicar la salubridad pública; 2 ermitas, San Roque y Santa Lucía, extramuros aunque próximas, las cuales se halla en el peor estado y sin rentas para atender a su conservación; varias son las fuentes que brotan en el campo, todas abundantes y buenas; pero no obstante los vecinos se surten de las aguas del expresado arroyo. Confina el término al Norte la Granja de Torrecitores, al Este Villafruela, Al Sur Oeste el Montemayor y al Oeste Royuela. El terreno en general es flojo, pedregoso y poco fértil, participando de monte y de llano; riega parte de él el mencionado arroyo, que nace en el término de Villafruela, en el valle titulado de Valdesala, a distancia de media legua, cuyo caudal es escaso y lleva su curso perenne de Esta a Oeste, dejando a su izquierda el lugar que describimos; crúzale un puente de madera con estribos de piedra; hay dos montes llamados La Vella y Montemayor, ambos poblados de roble y enebro; el primero que tiene una legua de circunferencia es propio de este pueblo; y el otro de cuatro leguas también de circuito lo posee en común con Palenzuela, Villarem, Tabanera y Valles. CAMINOS: todos son locales y de herradura. PRODUCTOS: trigo, cebada, centeno, avena. legumbres y cáñamo; cría ganado lanar, cabrío, mular y asnal y pesca de cangrejos en abundancia y alguna que otra anguila. INDUSTRIA: la agrícola y 6 molinos harineros de una sola rueda cada uno. El presupuesto municipal asciende a 1000 reales y se cubren con los productos de propios y reparto vecinal.


En 1930, esta villa tenía una población de derecho de 1031 habitantes y había 565 edificios y 366 albergues.


Y por último, en 1995, en virtud del Decreto de la Sagrada Congregación Consistorial, de fecha 17-10-1954, esta villa dejó de pertenecer a la Archidiócesis de Burgos, pasando a formar parte de la Diócesis de Palencia.


(Manuel Vallejo "El Cerrato Castellano")
Los molinos anteriormente descritos los podemos situar en:
1.- En el Berral, un poco más abajo del Empalme.
2.- En la fuente de San Miguel, lo que conocemos como la Balsa.
3.- Otro llamado el Molino de la Villa, al lado de la fragua
4.- El Molino del Seto, en lo que actualmente conocemos como Fuente de las
Pozas.
5.- El Molino Arriba, situado en la subilla para Pantufle, pasada la desviación
con Valdaruelo.
6.- Desconozco dónde estaba situado

Así mismo había siete ermitas:

1.- La de San Bartolomé, probablemente por Parrubio
2.- La de Santa Lucía
3.- La del Saúco, en lo que es la actual ermita
4.- La de San Frutos, situada en la calle del mismo nombre.
5.- La del Ecce Homo, situada cerca de la corca del medio
6.- La de San Roque, por donde se encuentra en la actualidad el depósito del agua en las eras.
7.- La de San Cristol.




La ermita del pueblo, dedicada a la Virgen del Saúco, está ubicada al comienzo del valle de Nuestra Señora. Es grande la devoción que los espinosiegos tienen a su Virgen, tanto los que continúan en el pueblo como los que en los años sesenta tuvieron que emigrar hacia otras provincias y que todos los años vuelven al pueblo cuando se celebran la fiesta de esta Virgen.
Hay una cofradía, con el mismo nombre (Cofradía de la Virgen del Saúco)
en la que son cofrades muchos de los vecinos o hijos del pueblo.


Esta Cofradía se fundó a principios del siglo XX. Cuenta con un Himno a la Virgen del Saúco.


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