Su vida pastoral:
Se libera del ejército en Worms en el 356, se bautizó y se dirigió a Poitiers para unirse a los discípulos de San Hilario. Allí empezó su vida dedicada a Cristo, a través de las enseñanzas de este ilustre santo. Después de conocer las principales virtudes cristianas y de pasar unos días en su ciudad natal, se dirigió a Milán. Al cabo de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova, llevando una vida de silencio y austeridad. Pero San Hilario le pidió que regresara a Poitiers y allí fundó un monasterio, concretamente en la localidad de Ligugé. En el año 370 es consagrado Obispo de Tours. Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de Marmoutiers. Durante su estancia en Tours luchó contra el paganismo, la adoración a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil. Tuvo a todas las personas amantes del lujo encontra, a personas pobres de fe e incluso a sacerdotes que no veían con buenos ojos aquella vida de austeridad del santo.
Mas tradiciones y leyendas:
San Martín de Tours es un Santo al cuál se le han relacionado toda una multitud de tradiciones y leyendas.
-. En diferentes estampas, sale a veces la figura de un ganso. Y es que ... Martín, lleno de humildad, no aceptó en un primer término ser obispo de Tours. Rehuyendo del nombramiento se ocultó en un escondrijo, pero no le sirvió de nada, ya que fue delatado por el ruido de un ganso. Se ve que el pobre animalito no paraba de dar graznidos! Allí lo encontraron unos eclesiásticos y le convencieron.
-. Se dice también que en Tours quiso cortar una encina a la que veneraban los paganos. Ellos le dijeron que lo podía hacer siempre y cuando el árbol cayera encima de él. Ni corto ni perezoso, Martín cortó la encina y, cuando iba a caer sobre su cuerpo, levantó la mano, hizo la señal de la cruz y el árbol cayó rápidamente al lado opuesto.
-. Y también se explica que un día, mientras oraba en su celda, se le apareció un rey con una prendas de púrpura, una diadema de oro y piedras preciosas sobre su cabeza, y unos zapatos de oro. El rostro era muy puro y atrayente. Aquella figura le preguntó a San Martín: "Martín, ¿me reconoces?. Después de unos segundos de silencio, aquella extraña persona le dijo: "Soy Cristo y quería presentarme ante ti". Pero... Martín ni caso. "¿Cómo puedes dudar?", le preguntó aquella figura. Entonces nuestro santo le respondió: "Cristo no ha de volver envuelto en púrpura y en oro. Solamente te haré caso si me muestras tus llagas". Rápidamente, aquél "fantasma" desapareció y la celda se llenó de humo y azufre, elementos que delataron a aquel curioso visitante.
Onomástica y patronazgo:
Su onomástica es el 11 de noviembre. Es el patrón por excelencia de los soldados y junto a San Francisco de Asís de los tejedores y fabricantes textiles. Le pueden pedir amparo los mendigos.
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