Aprovechando
los tremendos problemas a los que un gran número de familias se enfrentan
debido a esta crisis, no está mal leer lo que sigue, no para consolarnos, pero
sí para ver que ha habido tiempos más difíciles que los actuales.
La mayoría de
los jóvenes ni habréis oído hablar de lo que en su día fueron las cartilla de
racionamiento. Los de mi edad, alrededor de los 65, a lo mejor nos suena algo
de haber visto por la casa de nuestros padres alguna cartilla de estas, cuando
ya se había dejado de utilizar, pues su uso tuvo lugar desde mediados de 1939
hasta el año 1952. Serán los mayores de 70 años lo que mejor se acuerden de su
uso por parte de sus padres.
Poco
después de terminada la guerra civil, 1939, y con la llegada de los primeros
trenes de aprovisionamiento a Madrid, el Auxilio Social empezó a repartir
raciones hasta que a mediados de abril el gobierno autorizó la venta libre de
alimentos. Un mes después se impuso la cartilla de racionamiento y se creó la
Comisaría General de Abastecimientos y Transportes (Comisaría de Abastos
en el lenguaje popular) que se encargó de repartir los artículos.
Los años de la dictadura en
España fueron tiempos de cartillas de racionamiento, de penurias, de escasez…
Pero también dicen que el hambre agudiza el ingenio y de eso en este
país vamos “sobraos” (o eso me gusta creer).
En los años 40, debido a la guerra, la política
económica de Franco y el aislamiento internacional, en España escaseaban los
alimentos. El gobierno decidió controlar la distribución de las mercancías,
asignando a cada persona cierta cantidad de los productos básicos más escasos:
azúcar, arroz, aceite, pan, judías..., que había que recoger con la Cartilla de
Racionamiento. Estas cartillas se establecieron el 14 de mayo de 1939 y se
suprimieron en 1952.
(Solicitando cartilla de racionamiento)
Funcionaba la distribución de alimentos mediante la asignación de una cartilla personal llamada "Cartilla de Racionamiento", que mediante cupones y previo pago de los mismos se asignaba a cada ciudadano, alimentos de primera necesidad. El suministro lo designaba la Comisaría General de Abastos que cada semana anunciaban públicamente el porcentaje, la cantidad y precio de los alimentos que se adjudicaban. Cada ciudadano tenía asignado el proveedor o tienda de comestibles que podía utilizar.
Era imposible adquirir de una forma legal cualquier alimento que no estuviera controlado por el Racionamiento, salvo que se acudiera al mercado negro que se llamaba "estraperlo", con precios por muy encima de lo establecido por la Comisaría de Abastecimientos.
Las personas que se salían de la normativa legal tenían altos riegos de ser condenados con penas de cárcel.
Había dos tipos de cartillas: una para la carne y otra para lo demás. Cada persona tenía derecho a la semana a 125 gramos de carne, 1/4 litro de aceite, 250 gramos de pan negro, 100 gramos de arroz, 100 gramos de lentejas rancias con bichos la mayoría de las veces, un trozo de jabón y otros artículos de primera necesidad entre los que se incluía el tabaco. A los niños se les daba además harina y leche y a los que habían pertenecido al ejército franquista se les añadía 250 gramos de pan.
El racionamiento duró hasta 1953 y, unido a la imposición de precios bajos, provocó la aparición del mercado negro y una situación en la que sólo los que tenían riquezas e influencias podían vivir adecuadamente. No obstante, con el establecimiento del mercado libre de alimentos los precios eran tan altos, que una familia normal sólo podía proporcionarse los alimentos básicos (un kilo de jamón costaba 18 pesetas).
Las cartillas eran de 1ª, 2ª o 3ª categoría en función del nivel social, el estado de salud y el tipo de trabajo del cabeza de familia. Los productos que se entregaban eran básicamente: garbanzos, boniatos, bacalao, aceite, azúcar y tocino; de cuando en cuando se encontraban maravillas como café, chocolate, membrillo o jabón. Rara vez se repartía carne, leche o huevos, que sólo se encontraban en el mercado negro.
Las cartillas de racionamiento establecían una ración de 150 gramos de pan por persona, pero los militares, guardias y curas... tenían derecho a 350 gramos.
Los delegados de Abastos «eran los encargados de requisar los alimentos en todos los lugares, dejando a los habitantes (de los pueblos) un mínimo de alimentos para poder vivir, aunque pasaron mucha hambre.
Debido entre otras razones a estas cartillas de racionamiento surgió el estraperlo.
¿Qué era el
estraperlo?
El nombre proviene de dos famosos estafadores
llamados Strauss
y Perlowitz,
que casi tumbaron a la Segunda República, y que el pueblo al unir los dos
apellidos los añadió al diccionario de la lengua que lo define como: ”Comercio
ilegal de artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa”
La escasez de alimentos y de artículos de primera necesidad provocó el contrabando, el estraperlo y la especulación. La guerra nos dejó empobrecidos y España quedó aislada por las demás naciones, a causa de lo cual llegó la hambruna. Poco había y lo poco sólo se podía adquirir en el mercado negro, que llamaban estraperlo. El aceite de oliva lo vendían los estraperlistas por cucharadas, el pan era de difícil digestión, a pesar de que todo se hacía comestible. La gente se iba al campo y buscaban cardillos, acederas y toda clase de hierbas comestibles que ayudasen a resistir el hambre.
Cuando los soldados nacionales, terminada la guerra, llegaban a la estación de Madrid la gente los acosaba pidiéndoles comida. Había carne, pero a precios imposibles. El pan era la comida fundamental, aunque era pan negro hecho de maíz o de cebada, que trigo no había. También se comía arroz y patatas fritas (hechas de pan), y cáscaras de naranja. Sin embargo el vino no escaseaba.
La gente tenía que esconder los alimentos porque, si no, se los quitaban. Los comerciantes también tenían que esconder sus telas.
Tampoco había tejidos y los vestidos se hacían de sábanas o cortinas; otros hilaban y tejían la lana de las ovejas.
Como se pasaba mucha hambre, había usureros que prestaban dinero y les tenían que devolver el doble de lo prestado.
Las mujeres se dedicaban a lavar y a hilar la lana, a escardar, a limpiar... para ganar cuatro perras.
Era necesario tener una mula porque era el medio de transporte para vender y comprar, ya que antes la gente viajaba mucho de un pueblo a otro.
En el pueblo, como siempre, había distintas clases sociales:
- Pastores, muleros, vaqueros, cabreros, que eran los más pobres y servían a los demás.
- Los pequeños campesinos y comerciantes, que trabajaban en su propio negocio.
- La gente más rica del pueblo que tenía gente a su servicio.
Se presenta una tabla para hacer idea de los alimentos que se suministraba a cada persona por semana, que podía cambiar según las necesidades, cantidad y alimentos circulantes en cada momento según criterio de Comisaría de Abastecimientos.
-Un cuarto de litro de aceite.
-Cien gramos de azúcar terciada.
-Cien gramos garbanzos.
-Doscientos gramos de jabón.
-Un kilo de patatas.
-Un bollito diario de pan
La leche era uno de los bienes más preciados en un país que libraba una batalla contra el hambre que dejaron las balas.
El pan, que era negro, porque el blanco era un artículo de lujo, quedó reducido a 150 ó 200 gramos por cartilla. Se tenía que contar con el permiso de las autoridades para hacer la matanza. Muchas veces en las casas se hacía el pan por la noche para evitar a los agentes de la Fiscalía, pero al día siguiente lo encontraban por el olor y decomisaban el pan. A veces la gente desenterraba los animales muertos y se los comía.
Lógicamente la cantidad de comida era insuficiente y la gente tenía que buscarse la vida. Los gatos se degustaban por liebres (”dar gato por liebre”), patatas a lo pobre, patatas al Avión (patatas hervidas con laurel y un toque de colorante marca “el Avión”), leche aguada, guisos de castañas y bellotas, achicoria por café… Pero el más curioso de todos: “tortilla de patatas sin patatas ni huevos”.
“La parte blanca de las naranjas situada entre la cáscara y los gajos se apartaba y se ponía en remojo a modo de patatas cortadas. Los huevos eran sustituidos por una mezcla formada por cuatro cucharadas de harina, diez de agua, una de bicarbonato, pimienta molida, aceite, sal y colorante para darle el tono de la yema.”
No sé cuál sería el resultado final de esta peculiar tortilla pero no me diréis que no era ingenioso.
Marzo de 1947: Patatas norteamericanas para los madrileños
Y con cartilla de racionamiento…
Publicado en el diario Ya el 1 de marzo de 1947.
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DURO |
El
patacón era una moneda de diez céntimos de peseta.
Dos perras chicas, hacían un patacón.
Dos patacones y una perra, hacían un real. El real era una moneda que llevaba
un agujero en el centro.
Cuatro reales, eran una peseta.
A la moneda de peseta, se le llamaba “rubia”
Cinco pesetas, hacían un duro. Por lo que veinte duros, eran cien pesetas.
2 comentarios :
De donde procedia el tabaco?
Se le olvida a usted hacer comentario alguno sobre el Oro de Moscú. 711 Toneladas de oro en dieciséis tipos de moneda y lingotes, billetes y plata, todas las reservas del Banco de España mas las jollas hurtadas a la población. Es decir la cuarta reserva de oro del mundo de la época hurtadas en su integridad por el socialista Largo Caballero.
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