"Espinosa de Cerrato (Palencia)"

21 octubre 2008

EL MURCIÉLAGO ENANO

En esta ficha vamos a tratar conjuntamente a dos especies hasta hace poco consideradas una sola. La reciente modificación en la taxonomía de este grupo, así como las dificultades que entraña la distinción de ambas a partir de su morfología externa hace que los datos disponibles sobre las diferencias que muestran en todos los aspectos de su biología vayan apareciendo con cuentagotas en la literatura científica, especialmente en España. Por lo tanto, y a no ser que se diga lo contrario, los datos que se expondrán a continuación se referirán a ambas formas, a las que denominaremos con el nombre conjunto de murciélagos enanos.

Como su propio nombre indica, los murciélagos enanos son los más pequeños de Europa, no superando los 8,5 gramos de peso. Ambas especies muestran una morfología muy parecida, con orejas cortas y triangulares, con 4-5 pliegues transversales y un trago arriñonado, de punta redondeada y ligeramente inclinada hacia adelante. El hocico es corto y con abultamientos glandulares laterales en los machos que se desarrollan especialmente en otoño. En la misma estación, los machos muestran también engrosamientos glandulares en la cara interna de los labios superiores, que podríamos calificar de “boqueras”.

La distinción morfológica y acústica de P. pipistrellus y P. pygmaeus se basa en diferencias sutiles que exige el examen del animal en mano o, en el caso de los gritos de ecolocalización, de material de escucha y análisis especializado. Por lo tanto, es necesario ser un especialista para diferenciarlas y no vamos a detallar los elementos discriminantes aquí, remitiendo al lector interesado a la consulta de bibliografía científica. Sólo abordaremos algunos de los elementos más evidentes, aunque dejando claro que sólo con ellos no es posible hacer una determinación segura.

Por una parte, hemos de fijarnos en el pelaje dorsal, que aparece en P. pipistrellus pardo oscuro, a veces con tintes rojizos, mientras que en P. pygmaeus es más amarillento o pardo-oliváceo. En segundo lugar lo debemos de hacer en la piel lampiña de orejas, cara y órganos genitales. En P. pipistrellus, la piel facial es casi negra, en cualquier caso claramente más oscura que el pelaje que lo rodea, mientras que los órganos genitales de los machos son grises oscuros o marrón-grisáceos. En contraste, en P. pygmaeus la piel facial es más clara que el pelaje del entorno y, al igual que ocurre con la piel de los órganos genitales, muestra tintes amarillentos o anaranjados, especialmente durante la época de celo. En este momento, las “boqueras” de los machos de esta última especie adoptan la misma coloración, mientras que en P. pipistrellus son blancas o blanco-grisáceas. Finalmente, uno de los elementos de identificación más seguros son los gritos de ecolocalización, con 55 kHz en P. pygmaeus y 45 kHz en P. pipistrellus. Sin embargo, para hacer uso de este elemento es necesaria una tecnología compleja y, sobre todo, cara.

Distinguir a este par de especies de las del resto del género tampoco es sencillo, y nuevamente debemos de tener al animal en la mano y/o escuchar sus gritos de ecolocalización. En lo referido a la primera opción, debemos de empezar por examinar, con la ayuda de un cuentahílos o lupa, los dientes incisivos superiores centrales, que en Pipistrellus kuhlii tienen una sola cúspide mientras que en P. pipistrellus/P. pygmaeus y Pipistrellus nathusii muestran dos. Respecto a esta última especie, muy rara en España y hasta ahora desconocida en Andalucía, la diferenciación no es menos ardua. Conviene en este caso fijarse en la extensión que alcanza el pelaje en el uropatagio, que cubre su mitad en la cara superior y la cara inferior de la tibia de las patas en P. nathusii y está ausente en P. pipistrellus/P. pygmaeus. Además, el primer premolar superior de este par de especies está desplazado hacia el interior respecto al resto de los dientes, por lo que no es visible desde fuera, mientras que en P. nathusii si puede verse.

El grupo P. pipistrellus/P. pygmaeus habita el norte de Marruecos y Argelia (las poblaciones del NE de Libia sería una especie diferente) y casi toda Europa faltando tan solo del norte de Escandinavia y Rusia. En Asia se les puede encontrar desde Turquía y Palestina hasta el norte de la India y Afganistán, las ex - repúblicas soviéticas de Asia Central y centro-norte de China. La distribución de P. pygmaeus se conoce de forma incompleta, aunque se sabe que ocuparía toda el área de distribución del grupo en Europa.

En España no está aún muy clara la distribución de ambas especies, pero se ha visto que P. pygmaeus escasea o no está presente en la Cornisa Cantábrica, Navarra o la cuenca del Duero, mientras que P. pipistrellus es mayoritario. Ambas especies conviven más al sur, aunque la segunda parece más rara y ligada a las zonas más altas.

Son especies esencialmente fisurículas que utilizan grietas y juntas de paredes y techos, huecos bajo tejas o contraventanas, cajas de persiana o los espacios que quedan entre paredes y carteles publicitarios u hojas de puertas poco utilizadas. En el medio natural también aprovechan fracturas de paredes rocosas, huecos de árboles y nidales para pájaros. Durante el invierno utiliza los mismos tipos de refugio, aunque también puede usar huecos y grietas en el interior de cuevas, minas y sótanos. En el centro y este de Europa se han encontrado grandes colonias de invernada en iglesias y cavidades subterráneas, en las que se han llegado a contar hasta 100.000 animales. Sin embargo este fenómeno no ha sido documentado hasta ahora en España.

En cuanto a los hábitats se comportan como animales generalistas que pueden aprovechar como cazadero cualquier tipo de entorno, desde los medios urbanos a grandes zonas forestales. Sin embargo, este comportamiento se ha visto que es más propio de P. pipistrellus, mientras que P. pygmaeus, al menos en las Islas Británicas, prefiere cazar sobre hábitats acuáticos. En cualquier caso, este par de especies parece destacarse con respecto al resto de los murciélagos por ser las que mejor se han adaptado a los medios urbanos, en los que mantienen grandes poblaciones. Puede vivir desde el nivel del mar hasta los 2.000 m. de altitud, aunque en España las colonias de cría alcanzar los 1.500 metros de altitud en el sur y los 1.300 metros en el norte. Aunque se considera una especie sedentaria, se conocen algunos casos de desplazamientos de varios centenares de kilómetros. Las hembras muestran una gran fidelidad con respecto a su lugar de nacimiento y la inmensa mayoría de ellas no se desplazan de su entorno más inmediato.

Aunque tiende a mantenerse todo el invierno en hibernación, no es infrecuente ver animales aislados bebiendo o cazando algún insecto en las horas centrales de los días invernales más calurosos. Resultan animales fáciles de observar, ya que abundan en ciudades y pueblos y tienen la costumbre de aprovechar como cazadero la proximidad de las farolas de luz blanca, ya que su luz atrae a los insectos. Sin duda, si hay un grupo de murciélagos fácil de ver al mismo tiempo que se siguen sus requiebros mientras persiguen a los insectos, es este.

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