El zorro es el mamífero carnívoro más abundante del planeta y se encuentra distribuido por todo el hemisferio norte, de modo que en Eurasia habita desde la Península Ibérica y el Norte de Marruecos hasta el Japón, por el Norte tiene el límite en la zona de los hielos, donde le sustituye el zorro ártico y por el Sur, en África, el zorro del desierto. En Norteamérica se extiende desde el Norte de México hasta el Ártico. Aunque también habita en Australia, se trata de ejemplares procedentes de una introducción que tuvo lugar a final del S. XIX para intenta combatir la plaga de conejos que sufría el continente, los que a su vez habían sido objeto de una previa reintroducción.
Existen numerosas razas y subespecies locales. Según los países y zonas geográficas varía también la coloración del pelaje. El de España ofrece matices grises, ocres y rojizos, mientras que el de centro Europa es de una coloración en la capa más pardo rojiza y en países como Marruecos es de un color rojo más brillante, pero las patas y la cara externa de las orejas son siempre de tono negro más o menos intenso y la cola suele presentar una mancha en la punta de color blanco o negro.
El zorro alcanza casi el metro de longitud, destacando en su figura la cola de unos 35 cms. de larga. La cabeza la tiene ancha, el hocico puntiagudo y las orejas son grandes y puntiagudas.
El zorro es un animal curioso e inteligente que sin embargo por su naturaleza sospechosa y tímida, les obliga a evitar el peligro. Es un animal generalmente solitario, aunque también pueden vivir en parejas permanentes o en grupos de un macho y dos o tres hembras, generalmente emparentadas entre sí y con una jerarquía establecida entre ellas. A partir de la época de celo, la que depende mucho de los lugares en que vive, aunque normalmente se sitúa a comienzos del invierno, el zorro vive emparejado hasta que los cachorros comienzan a salir de la madriguera, momentos hasta el que permanece junto a la hembra llevando alimentos tanto para la madre como para los cachorros.
El zorro es un buen corredor, nada con soltura y puede trepar a los árboles con relativa facilidad. El olfato lo tiene muy desarrollado, considerándose el mejor de sus sentidos, el que agudiza durante la noche. El oído está también muy desarrollado y con él puede localizar presas que emiten sonidos de baja frecuencia. La vista la tiene bien adaptada a la visión nocturna, aunque también ve perfectamente durante el día. Cuando corre puede alcanzar una velocidad punta de 55 Kms/hora, siendo la habitual la de 6-10 Kms./h. (Castells y Mayo, 1993). Emiten una amplia gama de sonidos, los que utiliza para comunicarse con otros congéneres, siendo el más característico y conocido una especie de Wau... Wau.
Este cánido no hiberna, aun cuando en el invierno se refugia en cuevas, generalmente conejeras que agranda para su uso, mientras que en verano prefiere encamarse entre las matas. La máxima actividad la alcanza en el crepúsculo y en la noche, pudiendo efectuar desplazamientos en busca de caza de hasta 40 kms. los machos y 15 Kms. las hembras.
El zorro es muy territorialista, para lo que utiliza tanto la orina como el marcaje con sus glándulas anales, plantares y caudales:
- Glándulas anales. La secreción olorosa más importante, lo que el confiere el característico olor a zorro que percibe el hombre, procede de las glándulas anales, también llamadas subcaudales, las que se sitúan en número de dos bajo la cola, a ambos lados del ano.
- Glándulas plantares. Se localizan entre las almohadillas plantares de las cuatro extremidades e impregnan un honor específico a sus huellas.
- Glándulas caudales. Se localizan en la parte alta de la cola, a muy pocos cms. del lomo. También reciben el nombre de glándulas violeta, de las que nace un característico mechón de pelo oscuro, diferente del resto del animal. Su misión no está bien estudiada y puede tener un marcado carácter de identificación específica de los individuos dentro de la familia.
El zorro es un animal que tiene fama universal de astuto, silencioso y discreto, condiciones que revela todos los actos de su vida y que les han permitido sobrevivir a los continuos ataques y persecución sin tregua de que viene siendo objeto, particularmente por los daños que inflinge en las piezas de caza menor y su costumbre de introducirse en los corrales, donde ocasiona verdaderos estragos, aun solo se lleva un ejemplar de los muchos que mata cada vez; esta costumbre no obedece a pura ferocidad, sino a su inclinación a cazar cuando se le presenta una ocasión favorable (Willian G. Foster, 1972). El zorro no mastica su alimento, sino que lo traga entero. En libertad, cuando matan a más animales de los que puede consumir en el momento, entierran el alimento adicional en escondrijos. Estos escondrijos los hace el zorro excavando con las patas delanteras, colocando el alimento en su interior al que empuja con la nariz al fondo, para después taparlo con tierra. Los zorros, además de carnívoros, consumen frutas, desempeñando un importante papel en la dispersión de las semillas vegetales.
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